Lenguas contra orejas

Había una vez en una tierra muy lejana una bruja que era terriblemente mala. Una noche que estaba la bruja en su cueva pensado que hacer para molestar a los vecinos del pueblo, se le ocurrió el malvado plan de robar mientras dormían las lenguas de todos y aplicarles un hechizo, que hacía que sólo pudieran hablar de las cosas malas de todos los demás vecinos y que criticaran continuamente lo que hacían o decían. Cuando hubo acabado el hechizo, se las devolvió con mucho cuidado de que no despertaran a sus dueños sin que estos se dieran cuenta.

Lenguas contras orejas
Lenguas contras orejas

A la mañana siguiente los vecinos se sorprendieron al darse cuenta que en todas las conversaciones, sólo se decían cosas malas y se insultaba a los demás continuamente: “que si este había dicho esto, que si el otro había hecho no se que, que si este era un pesado y un cotilla, el otro un torpe, aquel un malhablado”, etc… y aquello desembocó en que los vecinos se enfadaron unos con otros, incluso las familias entre sí, para alegría y diversión de la bruja.

Por suerte se encontraba en el reino por ese tiempo un gran mago que al enterarse de la situación, decidió intervenir con sus hechizos. Así que pensó que si la bruja había hecho un encantamiento sobre las lenguas de todos, él la haría sobre las orejas.  Así a la mañana siguiente las orejas cobraron vida, y cada vez que alguna de las lenguas empezaba con sus críticas, ellas se cerraban fuertemente, impidiendo que la gente oyera.De esta manera comenzó una terrible batalla lenguas y orejas, unas criticando e insultando, y las otras sin oír.

Pasó el tiempo y las lenguas hechizadas al notar que nadie les hacía caso comenzaron a sentirse inútiles: ¿para qué hablar si nadie les escuchaba?, y como eran lenguas, y lo que les gusta es hablar y que las escuchasen, empezaron a cambiar lo que decían, dejaron de criticar y ver el lado negativo de todos y comprobaron que diciendo cosas buenas y bonitas las orejas no se cerraban y  volvían a escucharles, por lo que se alegraron mucho y decidieron olvidar el hechizo de la bruja para siempre.

La bruja malvada al ver aquello se enfado muchisimo e intento volver a hechizar a las lenguas, pero estas no le hicieron el menor caso, por lo que cogió todas sus pertenencias y se fué a otro lugar sin que se haya vuelto a saber nada de ella desde entonces, para alegría de todos los vecinos del pueblo.