Gulliver en Liliput

Gulliver siempre estaba pensando en correr aventuras.
Era huérfano y trabajaba en una herrería.
gulliver-liliputEra alto y fuerte; se pasaba el día comiendo, por eso crecía tan sano. Una tarde en el puerto hablo con el capitán de un gran velero mercante y se hizo a la mar. A los días de navegación, una gran ola hizo naufragar el barco y Gulliver se encontró solo en medio del agua.
Pasaron dos días y dos noches. Gulliver ya no podía luchar más contra las olas, así que se dejó arrastrar por ellas…
Al amanecer del tercer día vio lleno de asombro un pueblecito con casitas pequeñísimas. Todo en ese pueblo era diminuto:las casas, los árboles, los caballos, los carros… Todo era tan pequeño que parecía un pueblo de juguete. Se quedo arrodillado en el agua, encantado con aquella preciosidad.
Quiso ponerse en pie y, de repente, se le echaron encima cientos de enanitos que en un momento le ataron con un montón de cuerdas finitas.
-Este país se llama Liliput y yo soy el rey –dijo un enanito vestido de verde que llevaba una corona de oro-.Voy a hacerte una proposición.
Si nos ayudas en las guerras contra los piratas, que no nos dejan en paz y nos roban todo, te dejaré libre.
Gulliver aceptó.
Se metió en el mar, cogió un barco pirata con cada mano y los volvió del revés mandando a los ladrones al agua.
Viendo el peligro, los enanitos bandidos huyeron agarrados a lo que quedaba de los barcos volcados.
Una vez termina la batalla, gulliver volvió tan contento a las playas de Liliput.
Allí le recibió todo el pueblo, que le aclamó como a un héroe, poniéndole collares de flores y vitoreándole. Como recompensa, el rey mandó que todo el pueblo se pusiera a construir un barco para el joven héroe.
Cuando estuvo terminado, Gulliver se despidió de todo el mundo y, después de izar la vela, se hizo a la mar.
Desde el mar y hasta donde le alcanzaba la vista podía ver a todo el pueblo de Liliput, con el rey a la cabeza, que le despedían agitando los brazos y con lágrimas en los ojos. Eran amigos para siempre.

Fin.